La Terra I El Terrat

En la azotea de la Pedrera, Antoni Gaudí da al paraje una calidad de realidad sostenida, de firme cóncavo, caprichoso, de firme autoral. De entrada, la contundencia con la que el autor nos abruma, expresa una voluntad extraordinaria para hacernos, aún hoy, espectadores sus, investigadores suyos, descubridores sus … La arquitectura y todo lo que aquella arquitectura acecha se sustentan sobre una muy recóndita intimidad del autor, sobre la subjetividad, el ingenio y la pericia con que el autor ha rubricado todos aquellos materiales y, de esa rúbrica estando, los materiales nos increpan y nos hacen sus como si nosotros fuéramos apenas su parte sensorial más externa.