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Autor | |
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Editorial | |
ISBN | 9789506200480 |
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A Agustín Lara le pusieron algunos motes: flaco de oro, músico-poeta o cursi. Así fue llamado por sus amigos y enemigos. Su origen esta lleno de claroscuros. Escritores, periodistas e investigadores han dedicado libros, ensayos y reportajes y aún no se han puesto de acuerdo. La mayoría coincide en que nació en Tlacotlalpan, Veracruz. Otros dicen que en la calle de Cuervo en el centro histórico de la Ciudad de México. La fecha, 1897 o 1900. Para situarnos, podemos decir que Lara nació en pleno apogeo del Porfiriato, época afrancesada, de dobles discursos, de manías sociales. Al igual que la biografía de Lara, la del origen del bolero es luz y sombra. La mayoría de los investigadores coinciden que el género nació en España, floreció en Cuba y luego entró a México por los puertos de Campeche y Veracruz. En el libro de “Amor perdido”, Monsiváis da unas pinceladas de lo que eran las costumbres sociales del porfiriato, el bolero llegó a encajar muy bien en la forma de enamorar y seducir a las señoritas de clase. Idealizaba el amor y a sus protagonistas. Se creaban historias y con ello se homogenizaba a la sociedad, se le educaba moralmente y de paso, era muy entretenido. De alguna forma, el bolero fue revolucionario, pues permitía que el pobre amara a la rica.