Palabra e imagen en la literatura infantil

$36.000

Autor

Editorial

ISBN

9788410705166

EAN

Hay existencias

Palabra e imagen en la literatura infantil trata sobre algunos aspectos teóricos de la literatura infantil: su estatuto científico, las notas definitorias que la caracterizan (la singularidad del lenguaje y, muy especialmente, el empleo de la imagen, tanto mental como visual, en estas obras dirigidas a los niños, o de las que los niños se han apropiado), los géneros y subgéneros en que puede clasificarse, los protagonistas que la hacen posible y, por último, la crítica y el imaginario subyacente. Cuestiones como la de los orígenes de la literatura infantil, su relación con aspectos aparentemente tan opuestos como la enseñanza y el juego, o los criterios con los que pueden seleccionarse las obras que forman el corpus de la literatura infantil integran el primero de los cinco epígrafes de la obra, donde tiene un peso importante la que ha sido llamada la cuestión canónica. En el segundo capítulo se abordan las singularidades de la literatura infantil, una vez ha quedado establecida la premisa de la que parte la obra: no es literatura infantil si no es literatura. El lenguaje y la imagen son analizados con mayor profundidad: la vinculación del humor con la literatura para niños, y la distinción entre imagen mental e imagen visual o ilustración, forman parte importante de la teoría propuesta. Respecto de los géneros, se ha optado por una aproximación clásica, siguiendo la preceptiva tradicional trimembre y añadiendo un cuarto género o género híbrido, compuesto por obras donde palabra e imagen comparten el peso narrativo, de forma que lo contado es ininteligible sin la lectura de ambos códigos, textual y visual. Las figuras que hacen posible la existencia de una literatura infantil –escrita para los niños o de la que estos se han apropiado– son, claro está, autor e ilustrador (que en muchos casos comparten la autoría de la obra, en la que a veces influye decisivamente también el editor), y también un lector niño que necesita del adulto mediador para acceder a la obra: esta es una singularidad determinante de este tipo de literatura. El último capítulo de la obra aborda el estudio de la crítica literaria de obras infantiles, y termina –«saliendo por un callejoncito/ y entrando por otro más bonito», como dice la fórmula tradicional para acabar el cuento– con el intento de sintetizar un imaginario de la literatura infantil.