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Editorial | |
ISBN | 9788494836602 |
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Hay existencias
Marx y la muñeca (2017), el flamante debut de Maryam Madjidi (Teherán, 1980), galardonado con el Prix Goncourt du Premier Roman. La autora, afincada en Francia desde 1986, pertenece a una generación de narradores francófonos que ha crecido entre dos culturas, una rama que abarca a escritores tan distintos como Leila Slimani, Gaël Faye o Saphia Azzeddine. La formación de esa doble identidad resulta esencial en la novela de Madjidi, que como muchas óperas primas, es de carácter (abiertamente) autobiográfico. Se estructura en torno a los tres «nacimientos» de la protagonista: en el Irán posterior a la Revolución iraní, con unos padres comprometidos con el comunismo; en el París de finales del siglo XX, donde empieza a hacer uso de la razón y más tarde disfruta su juventud; y, por último, un viaje a su tierra natal, ya como adulta, una suerte de reconciliación con sus orígenes. Marx y la muñeca esboza el recorrido vital de una chica entre dos mundos. Estas dos culturas, sin embargo, tienen una incidencia desigual en su aprendizaje. La iraní, tan cruda en los primeros años de su vida ?el padre en la cárcel, la madre asistiendo a una manifestación embarazada, la violencia de las revueltas? pronto queda relegada al ámbito doméstico en cuanto la familia se instala en París y Maryam se habitúa a las costumbres occidentales. El título alude, precisamente, a la parte de ella que se quedó en Teherán: el comunismo que defendían sus padres, que les llevó a obligar a Maryam a desprenderse de todos sus juguetes. La «muñeca» que abandonó se erige en el símbolo de esa primera infancia perdida por la fuerza, así como a los parientes que se quedaron. Con todo, este país no desaparece de su vida: los recuerdos de los padres, las llamadas, todo traza un hilo que la mantiene al tanto de lo que ocurre ahí. En París, la pequeña Maryam se ve en la situación de muchos niños inmigrantes: con una identidad en el hogar y otra en la escuela, en la calle. De forma progresiva, la identidad francesa arrincona la iraní, lo que le causa un conflicto consigo misma y con sus padres. Destacan sus observaciones sobre el papel primordial de la lengua en el proceso de «integración»: el francés se impone hasta que el persa queda relegado a idioma que habla pero del que no domina la escritura. La narradora repasa las clases especiales del colegio para los no nativos, donde se mezclan alumnos de diversas nacionalidades: pese a reconocer las buenas intenciones del sistema, detecta el etnocentrismo del modelo de enseñanza, que, en su objetivo de unificar conocimientos, margina e invisibiliza las diferencias.