La Disputa

La disputa (1744) es quizá la obra que mejor sintetiza dos cualidades del teatro de Marivaux: la modernidad con la que traspone las inquietudes y evolución de las mentalidades de su tiempo, y la libertad de sus personajes, que actúan siguiendo sus instintos más primarios de la forma menos normalizada posible. Pero La disputa puede verse también como un retrato fidedigno de la sociedad actual. Sus personajes femeninos reivindican la sexualidad, el derecho al goce y al placer, argumentando que una relación sexual basada en la igualdad es el único modo de legitimarla y dotarla de sentido. Una “comedia melancólica”, con una mezcla equilibrada de humor satírico, irónico y negro, protagonizada por unos adolescentes “a quienes se les hace pasar por el aprendizaje del mundo, por la transición de la pubertad a la madurez en dos horas”, en palabras de Patrice Chéreau, quien la llevó a escena en un famoso montaje en 1973.