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ISBN | 9788416349555 |
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Presentación El presente volumen es fruto del debate y la reflexión, principalmente, entre investigadores de dos proyectos de investigación que tienen su base en el Departamento de Historia Contemporánea de la Universidad de Valencia. Ambos se aproximan a la España del siglo XX en un ámbito comparativo desde el estudio de las culturas políticas. Mientras De la dictadura nacionalista a la democracia de las autonomías: política, cultura, identidades colectivas (HAR2011-27392) enfatiza en su análisis el papel del nacionalismo español, el estudio histórico de la democracia es el centro del proyecto Democracia y culturas políticas de izquierda en la España del siglo XX: desarrollos y limitaciones en un marco comparativo (HAR2011-27559) y del Grupo de investigación de Excelencia PROMETEO, GEHTID (Grup d’Estudis Històrics sobre les Transicions i la Democràcia, GVPROMETEO/2012/046). Así, desde una historia política insertada en el marco de las culturas políticas, y centrada principalmente en España, los autores del presente volumen reflexionan principalmente sobre el conflicto dentro de las culturas políticas de izquierdas y derechas, sobre los fenómenos de exclusión en modelos políticos teóricamente inclusivos, como el liberalismo o la democracia, y sobre el papel de la nación y el nacionalismo en las culturas políticas. La construcción de identidades y representaciones culturales se superponen así a las elecciones, los partidos, y la movilización política, devolviéndonos una imagen conflictiva, dinámica y compleja de la acción y participación políticas. En el bloque I, relativo a la inclusión o exclusión de modelos de sociedad supuestamente integradores, como la sociedad liberal o democrática, Mª Cruz Romeo explora las premisas de género que sustentaban el catolicismo y el liberalismo como un componente esencial del conflicto por definir y modelar la modernidad, mientras que Rafael Cruz destaca la sensación de exclusión y lucha por la integración de católicos, sindicalistas de la CNT y monárquicos en la democracia de la Segunda República. Igualmente paradójico resulta el conflicto por mantener una democracia con exclusión en el sur de Estados Unidos después de 1945, Aurora Bosch – Ismael Saz cuando el país se proyectaba internacionalmente como modelo democrático. En el bloque II, la protagonista esencial es la nación, y podemos ver cómo Xavier Andreu comienza la reflexión sobre la nación y el nacionalismo en las culturas políticas ligando género y nación en la primera mitad del siglo XIX, para devolvernos un modelo de masculinidad del primer republicanismo español que unía al hombre viril dispuesto a tomar las armas y participar activamente en la vida pública, con la aceptación y celebración de la sentimentalidad masculina. Algo más tarde, en la España de la II República, Marta García Carrión, centrándose en la cultura cinematográfica comunista y anarquista, enlaza cultura de masas y nación para analizar la representación nacional-popular del pueblo español en dichas culturas políticas. Finalmente, Ferran Archilés explica cómo la crisis de legitimidad del franquismo impidió entre 1975 y 1977 que todo estuviera atado respecto a la nación y la estructura del Estado, pero no alumbró en 1978 una estructura federal ni plurinacional del Estado. La España de las autonomías era más bien un regionalismo bien entendido de nuevo cuño, que no cuestionaba la unidad de la nación española. Precisamente el bloque III incide sobre las derechas católicas y las derechas fascistas en España. Alfonso Botti plantea una revisión de la idea de nacional-catolicismo y su definición en el conjunto de las derechas a partir de una reflexión sobre el concepto de cultura política. Ismael Saz explora en el período de entreguerras la atracción del fascismo entre las derechas antiliberales europeas, su fascistización, resaltando la cooperación conflictiva de nacionalistas reaccionarios y fascistas, ambos fuentes principales de las dictaduras de derechas del siglo XX, destacando la persistencia de la primera. Por su parte, Julián Sanz explica la importancia de la experiencia de la guerra civil como el elemento definitorio de la cultura política falangista y de la identificación de sus militantes hasta la inmediata posguerra, mientras que posteriormente las organizaciones del Movimiento eran las que identificaban y socializaban a los militantes falangistas hasta los años sesenta. Inmaculada Blasco y Marta del Moral relacionan género y catolicismo en las dos primeras décadas del siglo XX, para resaltar cómo la participación de las mujeres en la movilización clerical o los sindicatos católicos les perPresentación mitió tanto salir del hogar, como madurar su propio discurso contrarrevolucionario. Pasando a las culturas políticas de izquierda, el bloque IV explora los conflictos del socialismo español en el primer tercio del siglo XX. Comienza en el contexto de la Primera Guerra Mundial y el estallido de la Revolución Rusa, momento en el que se sitúa el análisis de Maximiliano Fuentes sobre el fracaso del PSOE en su intento por convertirse en un vehículo de regeneración nacional y su giro alternativo hacia el antiparlamentarismo de inspiración soviética. Mientras, dentro de los años treinta, Sergio Valero estudia el conflicto entre los modelos de República de dos antiguos aliados que competían por el mismo electorado popular en la Segunda República: el socialismo y el republicanismo histórico; mientras que Aurelio Martí destaca cómo, en esos mismos años, el internacionalismo convivía sin conflicto con el nacionalismo español en la cultura política del PSOE, en sintonía con la evolución de los socialismos europeos desde 1914. Finalmente, en el bloque V, encontramos estudios, básicamente desde Francia e Italia, en torno al comunismo y al antifascismo, este último con múltiples influencias de culturas políticas democráticas y de izquierdas. Mientras Marco Albeltaro estudia la evolución de la cultura política, el estilo de vida y la dimensión existencial de los comunistas italianos hasta 1990, Gilles Vergnon se detiene en los cuatro ciclos del antifascismo en Francia, desde 1921 hasta el neofascismo que culmina en 2001, destacando los efectos profundos del antifascismo histórico de 1934-1938 en la sociedad francesa. Y precisamente Laura Branciforte se centra ahí, en los orígenes plurales del antifascismo histórico en Italia ?comunista, liberal-democrática, socialista, católica, el movimiento Giusticia i Libertà?, pero unidos todos ellos por la amplia reflexión sobre la reforma de la democracia desde mediados de los años treinta. De este modo, presentamos un volumen plural en sus contenidos, en los escenarios concretos y en las cronologías, pero resultado de los intereses compartidos por todos los investigadores que en él han trabajado: el estudio y análisis de las culturas políticas, fundamentalmente desde la perspectiva de sus conflictos internos; la colaboración de diferentes investigadores, más allá de los límites institucionales establecidos por Aurora Bosch – Ismael Saz los proyectos de investigación; y la implementación de sinergias que ayuden a afrontar las dificultades económicas derivadas del contexto actual. Esperamos que sea uno de los muchos trabajos conjuntos que nos queden por hacer. Valencia, febrero de 2015 Aurora Bosch Ismael Saz.