Crimen De Semana Santa

El precio original era: $7.000.El precio actual es: $5.600.

Autor

Editorial

ISBN

9789568865108

EAN

Hay existencias

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La novela negra en Chile podría estar llamada a ocupar el lugar de la novela social, una literatura orientada a develar que el crimen es el espejo de la sociedad; por tanto, la novela tendría una función denunciativa. Así ocurre en Crimen de Semana Santa, novela de Antonio Rojas Gómez en torno a un crimen por dinero, en el cual se ve involucrada una anciana, que simboliza la vieja aristocracia nacional, y un mundano sacerdote. Este tipo de crímenes por dinero, siguiendo con el espejeo entre la literatura y la sociedad, al decir de Ricardo Piglia, dan cuenta de los efectos que genera en la sociedad el sistema capitalista. En principio, un buen policial negro debe establecer diálogos con el contexto político-social, instalar además un caso atractivo, que genere expectación y un punto de vista claro sobre cómo desentrañar el crimen. Mantener cada uno de estos puntos en equilibrio es tarea complicada, pero Rojas Gómez lo consigue. Crimen de Semana Santa es un libro que mantiene la tensión de manera constante, generando una permanente expectativa en el lector. Un periodo de cuarenta años abarca la narración, dando cuenta de un pasado mítico y un presente decadente a partir de las voces de los protagonistas. Asistimos así a la reconstitución de los hechos criminales y a la intimidad de Mauricio Mandiola, detective profesional, y Pepe Ortega, periodista. Ambos se conocen siendo muy jóvenes, al principio de sus carreras, a partir de la muerte de la anciana que habitaba una antiquísima casona en la calle Dieciocho. Periodista y detective arman, en principio, una investigación paralela a la de sus jefes, en relación a la búsqueda del asesino de la anciana, lo que para ellos se transforma en una obsesión, donde se pone en ejercicio la razón del periodista y la intuición del policía. La conjunción de la racionalidad y el llamado ¿olfato detectivesco? permite que la historia se mantenga equilibrada en lo que cada uno aporta a la resolución del caso. La narración mira con nostalgia el pasado, aquel donde el periodismo parecía realizarse con más pasión y menos academia, donde periodistas y detectives trabajaban en conjunto resolviendo casos policiales, creando amistades extralaborales y donde la crónica roja asumía el formato del folletín, el que era seguido entusiastamente por sus lectores. La nostalgia lleva a este par de tipos, ya mayores y depresivos, a recordar el asesinato de Semana Santa, configurado como épico, el gran momento de sus vidas, demostrando un tremendo orgullo al considerarse testigos de la parte más importante del siglo veinte.