Bajo Las Plumas

$10.160

Autor

Editorial

ISBN

9788492560554

Hay existencias

El prólogo de este poemario lo ha escrito Luis Eduardo Aute, y en él dice: “Ella es… Cristina Narea”. Con estas cuatro palabras presento a una mujer que se sitúa a mi izquierda en los escenarios de mis conciertos. Sólo cuatro palabras para que el foco la ilumine y la gente se ponga a aplaudir con admirada energía. Sólo cuatro palabras para dar nombre a una persona con la que llevo trabajando y conviviendo musicalmente más de una decena de años. Al cantar mis canciones, no encuentro mi voz si no va navegando, por los puntos cardinales de la música, con la suya. Cristina es mi voz a ella debida. Así ha venido siendo todo este tiempo hasta que hace muy pocos años, descubrí, casi por casualidad y a través de su voz, unas canciones que me llamaron poderosamente la atención por su belleza. Le pregunté de quién eran esas canciones, y me respondió: “son mías”. Esa mujer que nombro en los conciertos tras el “Ella es…” es también una magnífica autora y compositora de canciones. […] Y debo confesar que la lectura de estos poemas me ha producido un impacto deslumbrante. Son, en su mayoría, poemas de amor, versos limpios, coloquiales, directos, de una indudable elegancia, de alto voltaje poético tan lejos de cualquier intensidad retórica como de la recurrente escenografía experiencial. No hay pretensiones en ninguno de estos sentidos, tan sólo la taimada urgencia de contar y celebrar las alegrías, incluso las no-alegrías de los días y las noches de la vida, que va pasando. «Una y otra vez vuelvo a empezar / a construirme…» […] Sucede algo curioso en los poemas amatorios de Cristina; al contrario de lo que suele ser habitual en la relación amorosa, que es la entrega mutua de dos seres, de dos cuerpos que desean, apasionadamente, fundirse el uno con el otro prescindiendo de su propia identidad para ser un solo cuerpo, aquí, esa comunión vital se realiza manteniendo y respetando cada uno su propia personalidad, no “fundiéndose” el uno en el otro sino, con toda claridad, complementándose: «tu mano / tiene un hueco / donde caben / las mías» […] Así de claro, así de rotundo, así escribe mi querida Cris, mi “Ella es…” y yo, sin saberlo.